En México, la violencia contra mujeres periodistas y defensoras de derechos humanos está en niveles alarmantes. Amenazas, hostigamiento y ataques físicos e incluso letales forman parte de su realidad cotidiana. A pesar de este panorama, el trabajo de “La Equipa” —un grupo de género del Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas, que depende de la Secretaría de Gobernación— sigue prácticamente invisible. Este grupo, creado para integrar una perspectiva de género en los procesos de protección, parece condenado a la opacidad en un momento en que su labor resulta crucial. ¿Por qué el propio sistema que debería respaldarlo lo mantiene en silencio?
“La Equipa” representa un avance importante al reconocer que las mujeres defensoras y periodistas enfrentan una violencia particular y diferenciada. Sin embargo, a casi un año de su formación, ni sus esfuerzos ni sus avances han sido ampliamente difundidos o evaluados públicamente. Esta falta de visibilidad no solo resta eficacia a sus esfuerzos, sino que también plantea una inquietante pregunta sobre las prioridades del gobierno en la protección de quienes arriesgan sus vidas para defender los derechos humanos y la libertad de expresión.
La Secretaría de Gobernación ha reiterado la importancia de integrar la perspectiva de género en sus políticas; sin embargo, los resultados están lejos de ser tangibles, especialmente en el caso de “La Equipa”. Este grupo debería ser la punta de lanza en la protección de las mujeres defensoras y periodistas, pero no existen informes públicos detallados sobre su trabajo o su impacto real. Los riesgos particulares que enfrentan las mujeres, como la violencia sexual y la discriminación de género, siguen sin abordarse con la urgencia y los recursos necesarios.
La falta de recursos es una realidad innegable, pero también lo es la falta de voluntad política. Las acciones de “La Equipa”, hasta ahora, se han limitado a capacitaciones internas y a una estandarización parcial de protocolos con enfoque de género, medidas que resultan insuficientes frente a la magnitud de la crisis de violencia contra defensoras y periodistas en el país. Mientras tanto, muchas de las beneficiarias continúan enfrentando los mismos peligros y, en algunos casos, han denunciado la ineficacia del Mecanismo de Protección en su conjunto.
La realidad es que “La Equipa” no puede cumplir su misión si permanece en las sombras y sin un respaldo institucional firme. La falta de visibilidad de su trabajo refleja una postura gubernamental que parece más simbólica que comprometida, lo cual resulta alarmante en un país donde las defensoras y periodistas se enfrentan a asesinatos, amenazas y hostigamiento debido a su labor. El gobierno no ha demostrado un compromiso real con la protección de estas mujeres, pues sin una mayor asignación de recursos, personal capacitado y apoyo político, “La Equipa” difícilmente puede marcar una diferencia significativa. Esta inacción parece indicar que el discurso oficial sobre igualdad de género y derechos humanos no se traduce en políticas de protección efectivas.
Mientras la violencia contra las mujeres defensoras y periodistas sigue en aumento, “La Equipa” corre el riesgo de quedar en una promesa incumplida. Es urgente que el gobierno no solo visibilice, sino que fortalezca el trabajo de este grupo, asignándole recursos, personal capacitado y respaldo institucional. Las defensoras y periodistas no pueden seguir esperando que las políticas de protección sean una realidad concreta, y mucho menos, seguir pagando el precio de un sistema que, hasta ahora, les ha fallado.